Historia de México

sábado, 16 de abril de 2011

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muestra gastronómica

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Equipos de trabajo

Exposición por equipo

foto de catedral

visita al centro histórico

domingo, 3 de abril de 2011

Legislar contra la comida chatarra. 25 de enero del 2010. LA JORNADA.

En la escuela primaria de Iztapalapa, donde estudia Paula, no venden comida chatarra. Los alumnos pueden comprar tacos de guisado, tortas, fruta picada, gelatinas, arroz con leche, helados y paletas, aguas frescas y refrescos de la cooperativa Pascual. Los maestros y los papás de Paula le han hablado mucho de los daños que causa la comida chatarra y los refrescos elaborados por las dos trasnacionales que dominan el mercado en México y el mundo. Ella escucha los mensajes de las autoridades y los especialistas que informan a la población sobre los problemas que tales productos ocasionan a la salud: diabetes y obesidad, entre otros. Pero también recibe el alud de anuncios que incitan a consumir lo que no alimenta, porque la realidad es que no hay medidas que reglamenten la publicidad de productos que hacen daño y se expenden libremente en escuelas, oficinas públicas y, el colmo, en los centros de salud.
Mientras los mensajes oficiales afirman que la comida chatarra hace daño, reina la chispa que refresca, engorda y enferma aun en las zonas rurales más aisladas. Cómo no ha de ser así, si hace justo un año las comisiones de Salud y Economía, presididas por Acción Nacional, rechazaron legislar para acotar la publicidad de comida chatarra, argumentando que las madres de familia eran las responsables de la obesidad infantil por los alimentos que proporcionan a sus hijos.
Ésos y otros legisladores ignoraron los datos divulgados esos mismos días por el secretario de Salud, José Angel Córdova, también panista, que demuestran cómo los malos hábitos alimenticios, propiciados por la publicidad engañosa y machacona, son una de las principales causas del grave problema que es ahora la diabetes en México.
El doctor Córdova recordó que cada año la televisión emite 20 mil promocionales dirigidos a la población infantil; que en 8 mil se promueve el consumo de productos con alto contenido calórico, como las golosinas. Cada día, en promedio, un niño ve en la tele 61 anuncios, muchos de los cuales mienten, pues no producen los efectos milagrosos que dice la publicidad y, por el contrario, perjudican a los consumidores.
El secretario de Salud abogó entonces por estímulos fiscales, entre otras medidas que alienten a la industria a elaborar productos más nutritivos, pues, aseguró, el pago de impuestos y la creación de empleos no compensan los daños que sufre la ciudadanía al consumir artículos de nulo valor nutricional.
Lejos de resolverse, la situación empeora cada día: el jueves pasado el doctor Córdova reveló el acelerado crecimiento de la obesidad entre los niños en los últimos siete años, y que 52 millones de mexicanos cargan con sobrepeso u obesidad, lo que eleva el gasto público para atacar las enfermedades que ocasionan. Sin embargo, en vez de garantizar con medidas legales el bienestar de la población, el problema lo quieren resolver con códigos de ética publicitaria, de cumplimiento voluntario, elaborados por los propios fabricantes. En otros países esos códigos han sido inoperantes.
Somos el país con mayor índice de obesidad infantil en el mundo, pero la Secretaría de Educación Pública y el Legislativo se niegan a prohibir la comida chatarra y los refrescos de cola en las escuelas, a pesar de que ha sido suficientemente probado que el rendimiento escolar depende, en buena medida, de la buena alimentación de los alumno. Hoy día millones de estidiantes sufren desnutrición y enfermedades fruto de la pobreza y los malos hábitos alimenticios.
El líder nacional del PAN y la lideresa de ese partido en la ciudad de México realizan ahora una cruzada en defensa de la niñez mexicana: alegan que los niños que adopten las parejas de un mismo sexo serán discriminados en las escuelas, pero ocultan que igual ocurre con los hijos de madres solteras, padres divorciados o los que tienen defectos físicos. En cambio, la tolerancia hacia la comida chatarra que han mostrado dirigentes, legisladores del blanquiazul y secretarios nombrados por el licenciado Calderón patrocina graves daños a la salud de millones de estudiantes. Es que hay que pagar los apoyos que ese partido recibe de la iniciativa privada. De nuevo, primero los negocios, al final, el bienestar público.

25-Enero-2010

Ordena Calderón combatir la obesidad infantil
Ivonne Melgar
(01:23 p.m.)
El Presidente instruye al titular de la SEP a promover en todas las escuelas una mejor alimentación
El presidente Felipe Calderón instruyó al secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, a promover en todas las escuelas del país una mejor alimentación y a utilizar "todos los instrumentos legales a su alcance" para concretar ese objetivo.
El mandatario Federal atestiguó en Los Pinos la firma del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, con el que se formulará una estrategia contra el sobrepeso y la obesidad que padecen el 70 por ciento de los adultos y el 30 por ciento de los niños en México.
Con la participación del Conejo Coordinador Empresarial y de las diversas cámaras del sector privado, este acuerdo permitirá establecer foros de discusión en los que, con autoridades de Salud, se determinarán los criterios sobre el valor nutricional de los alimentos a que se tiene acceso en las escuelas.
El titular de la SEP, Alonso Lujambio, pidió el apoyo de las autoridades educativas estatales y de los gobiernos de los estados para concretar esta nueva regulación en toda la República.
En la definición de estos nuevos criterios, el presidente Calderón pidió a los industriales del país tomar acciones concretas que mejoren los hábitos alimenticios de los niños en las escuelas.
Agradeció el mandatario federal la presencia de los industriales y "los invitó a tomar conciencia de la gravedad del problema que enfrentamos.
Advirtió el presidente que la obesidad y el sobrepeso generan el 90 por ciento de los casos de diabetes tipo 2 y que ésta se ha convertido en la primera causa de muerte en el país, por lo que de no atender el problema el sector salud no será capaz de atender a las personas que la padezcan o que sufran males cardiovasculares.
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El Presidente instruye al titular de la SEP a promover en todas las escuelas una mejor alimentación
El presidente Felipe Calderón instruyó al secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, a promover en todas las escuelas del país una mejor alimentación y a utilizar "todos los instrumentos legales a su alcance" para concretar ese objetivo.
El mandatario Federal atestiguó en Los Pinos la firma del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, con el que se formulará una estrategia contra el sobrepeso y la obesidad que padecen el 70 por ciento de los adultos y el 30 por ciento de los niños en México.
Con la participación del Conejo Coordinador Empresarial y de las diversas cámaras del sector privado, este acuerdo permitirá establecer foros de discusión en los que, con autoridades de Salud, se determinarán los criterios sobre el valor nutricional de los alimentos a que se tiene acceso en las escuelas.
El titular de la SEP, Alonso Lujambio, pidió el apoyo de las autoridades educativas estatales y de los gobiernos de los estados para concretar esta nueva regulación en toda la República.
En la definición de estos nuevos criterios, el presidente Calderón pidió a los industriales del país tomar acciones concretas que mejoren los hábitos alimenticios de los niños en las escuelas.
Agradeció el mandatario federal la presencia de los industriales y "los invitó a tomar conciencia de la gravedad del problema que enfrentamos.
Advirtió el presidente que la obesidad y el sobrepeso generan el 90 por ciento de los casos de diabetes tipo 2 y que ésta se ha convertido en la primera causa de muerte en el país, por lo que de no atender el problema el sector salud no será capaz de atender a las personas que la padezcan o que sufran males cardiovasculares.

 

Transnacionales y corrupción. Excelsior. domingo 14 de noviembre de 2010

 Transnacionales y corrupción. EXCELSIOR.

DOMINGO 14 DE NOVIEMBRE 2010
Apuesto doble contra sencillo a que se hará más ruido en torno a los compradores del IMSS, pero que los vendedores cuyas voces se escuchan en la ahora famosa grabación no serán objeto de mayor escarnio. Menos sus jefes. Y todavía menos la o las empresas transnacionales que estén metidas en el ajo.
Periodista: Agustín Basave.
El reciente escándalo provocado por una grabación que apunta a un negocio sucio con el Instituto Mexicano del Seguro Social ha provocado una gran cantidad de críticas a la corrupción en el gobierno. Todas ellas son justificadas, e incluso se quedan cortas: por cada cloaca gubernamental que se destapa quedan cien sin destapar. Pero toda la atención se ha centrado en la deshonestidad de los funcionarios públicos y casi nada se ha dicho sobre la de los empresarios o directivos privados. Este caso, de hecho, involucra primordialmente a dos representantes de empresas farmacéuticas que parecen estar fraguando el agandaye de una licitación con los consabidos cochupos. Y sin embargo, no veo que la indignación alcance a los sobornadores. Repito: la mayoría de los políticos y de los burócratas merece el repudio de la sociedad por sus incontables corruptelas, pero creo que ya es hora de hablar también de quienes están del otro lado del mostrador.

La verdad es que muchas transnacionales sacan ventaja de México y de los demás países subdesarrollados. En sus países de origen sobornan menos, no por razones éticas sino porque allá es más difícil sobornar. Aquí, además, se aprovechan del rezago legislativo y del vacío de auditoría social. Ejemplos sobran: laboratorios que nos siguen vendiendo medicamentos dañinos que han sido prohibidos por sus agencias regulatorias, mineras que no pagan a nuestro gobierno las regalías que les cobra el fisco de sus sedes originales, bancos que nos cobran mucho más por sus servicios que lo que cobran a sus clientes en Estados Unidos o en Europa, cigarreras que regatean restricciones y advertencias a las que están obligadas por otras leyes, corporativos, en fin, que pagan aquí muchos menos impuestos de los que pagarían en el primer mundo. ¿Por qué lo hacen? Porque pueden, porque se les permite. Porque su propósito es maximizar utilidades y su único límite es la factibilidad.

He dicho muchas veces que en México están dadas las condiciones para hacer rentable la corrupción. La pillería prolifera porque la impunidad la abarata, porque da más beneficios que costos. También he dicho que por eso al individuo le resulta racional actuar de esa manera, aunque la suma de las racionalidades individuales de cómo resultado una irracionalidad colectiva, generando así una sociedad profunda e envilecedoramente irracional. Pero nada de ello resta culpabilidad a los corruptos, provengan del sector público o de la iniciativa privada. El problema es que, mientras los primeros son más visibles y los tenemos muy identificados, a los segundos no les cargamos el estigma de la mala fama.

La deshonestidad se encarece cuando se castiga. El principal castigo debe ser una pena económica o la cárcel o cualquier otra sanción prevista en la ley. Y cuando las autoridades no las aplican, o cuando la ley tiene tantos recovecos que permite a los bribones salirse con la suya, queda el recurso del desprestigio. La ciudadanía puede marcar a los funcionarios deshonrados. Pero si los mexicanos apenas recurrimos a ese recurso con los personajes públicos —el síntoma más claro es que hay varios políticos impresentables a los que sus partidos siguen presentando—, con los hombres de negocios y con sus empleados ni siquiera lo hemos estrenado. Apuesto doble contra sencillo a que se hará más ruido en torno a los compradores del IMSS, pero que los vendedores cuyas voces se escuchan en la ahora famosa grabación no serán objeto de mayor escarnio. Menos sus jefes. Y todavía menos la o las empresas transnacionales que estén metidas en el ajo.

Los sobornados en México son legión, sin duda, pero los sobornadores también. ¿Por qué no señalamos a unos y a otros? Después de todo, ambos son parte de la misma élite corrupta que se reparte el erario —nuestros impuestos— como botín. Los cómplices suelen ser amigos y convivir y disfrutar juntos de los frutos de sus fechorías. Y mientras tanto, los mexicanos nos enojamos y protestamos... pero no mucho. Pronto se nos pasa. Total, sabemos que es el pan de todos los días en nuestro país, que prácticamente todos le entran. Digámoslo sin ambages: no pocos de los críticos tienen usos y costumbres similares. Y al son de que el que esté libre de pecado que arroje la primera denuncia pronto volteamos a ver a otro lado.

Ojalá que empecemos a cambiar. Desde abajo, desde el ámbito social, para impedir que el estercolero de arriba siga ahí. Que una chispa encienda la pradera y nos redima. Que se acabe la simulación, que ya no toleremos las corruptelas como forma de vida. Que el que transe no avance.

TWITTER. Sigamos twitteando reflexiones sobre la parte enferma de nuestra idiosincrasia. Yo soy @abasave y me interesa intercambiar con usted diagnósticos y prescripciones, porque pienso que las redes sociales son un medio propicio para articular la masa crítica de la sanación.

*Director de Posgrado de la Universidad Iberoamericana.

ENSAYO BIOGRÁFICO

 
 ENSAYO BIOGRÁFICO
Un ensayo biográfico pertenece al género literario de la crítica y el análisis. A finales del siglo XVI, el escritor francés Miguel de Montaigne introdujo la palabra ensayo para titular su libro Essais, luego se convirtió en un género literario. Así lo utilizarían después Francis Bacón, Fray Luis de León; en el siglo XIX se generalizó el uso del ensayo con una amplia temática y tendencias, tanto personales como reflexivas, con Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, Azorín, Simón Bolívar, Rubén Darío, José Enrique Rodó y otros.
El ensayo biográfico puede definirse como lo hizo originalmente Montaigne: es un escrito, generalmente breve, sin el aparato ni la extensión que requiere un tratado completo sobre un mismo tema, donde se introduce una opinión personal o un juicio de valor a la aportación del personaje. Un intento por recorrer el entorno del personaje, y con ello se genera una explicación de su vida, así, el valor principal de este género recae en la interpretación personal de quien realiza el ensayo, al expresar la realidad del estudiado.
El siguiente esquema del ensayo, es una de las formas recomendables para organizar las ideas obtenidas durante la investigación, el cual consta de tres partes:
a) Introducción o Planteamiento: se exponen las metas a lograr, consiste en la exposición de los datos generales del personaje seleccionado;
b) Desarrollo: se incluye la información, se analiza e interpreta, asimismo se resalta la importancia de los hechos que validaron la vida y obra del personaje seleccionado;
c) Conclusiones: en las que se atan cabos, se resumen los puntos principales y se incorporan los juicios y postura del(los) autor(es) del ensayo .
Los aspectos que pueden incluirse en el ensayo son: las circunstancias y personas que rodean la vida del personaje (lugares donde vivió, sucesos históricos, condiciones sociales, económicas, políticas, culturales); comentarios referentes al protagonista estudiado, así como los sucesos, actitudes y acciones divertidas y originales que todo ser humano ha vivido.



El PRI contra el salario y el empleo. 3 de Abril de 2011. LA JORNADA. Arnaldo Córdova

3 de Abril de 2011

Arnaldo Córdova
El PRI contra el salario y el empleo


Los dos elementos básicos de la economía, tal y como la pensó Adam Smith en la segunda mitad del siglo XVIII, son el salario y la ganancia. Dado el sistema económico de Inglaterra, se debía agregar la renta de la tierra. El salario, como es bien sabido, es la remuneración que toca al trabajador; la ganancia es el beneficio que la producción da al capital. La economía, según Smith, era un diseño racional de la actividad productiva de la sociedad, en el que todos salían ganando. Si así estuvieran las cosas, éste, de verdad, sería un mundo feliz. Por desgracia, las cosas están muy lejos de ser tan perfectas.

En este vil mundo real en el que nos ha tocado vivir las cosas son terriblemente diferentes. Lejos de lo que pensaba Smith, siempre hay alguien que piensa en robar al otro para aumentar su beneficio hasta el límite posible. Nadie se contenta con lo que la naturaleza le ha asignado. Los trabajadores se darían por muy bien servidos si recibieran el salario que merecen, dada su contribución al proceso productivo. Pero el caso es que todo el tiempo ven cómo los patrones se echan sobre el salario, tratando siempre de reducirlo lo más que se pueda para aumentar desmesuradamente sus ganancias, a costa del bienestar del trabajador. Eso lo vemos todos los días.

Se alega siempre el tema de la competitividad. Todo mundo sabe que la competitividad se logra a base de buena tecnología y la reducción de costos en el proceso productivo. Pero nuestros patrones no saben otro camino que protegerse bajo el escudo del Estado y hacer añicos la economía familiar del asalariado. Vale decir, reduciendo al infinito su salario. Y en eso el PRI ha estado siempre a la vanguardia. Ya he recordado que, en alguna ocasión, cuando gobernaba Salinas, en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, los mismos patrones, al sentir que sus ingresos aumentaban, propusieron un aumento en el salario mínimo. El gobierno dio el manotazo en la mesa y determinó que eso no procedía.

La propuesta priísta de reforma laboral sigue en esa línea traidora a los intereses de los trabajadores y de sumisión a la patronal. Un modo de violar la integridad del salario real es pasar sobre la estabilidad en el trabajo. En el viejo derecho del trabajo, que está por periclitar, la garantía última de los derechos de los trabajadores se fijaba en los contratos colectivos de trabajo. Salario por tiempo de trabajo, jornada máxima de labores, ocupación fija para los trabajadores, prestaciones laborales, todo ello y otras cosas quedaban establecidas en el contrato. En la iniciativa priísta el contrato colectivo de trabajo ya no sirve para nada.

Las relaciones de trabajo se convierten en un asunto puramente individual del trabajador y deja de ser asunto de la colectividad de los trabajadores, su sindicato. En el viejo derecho del trabajo, era el sindicato el que, a través de su contrato colectivo, fijaba las normas, negociándolas con el patrón o su representante legal, que regirían la relación de trabajo. La iniciativa priísta, como ya antes la del panista Lozano, deja todo a la voluntad del patrón: él decide el tiempo en el que un trabajador laborará y, desde luego, sometido a escrutinio (si sirve o no para el puesto de trabajo) y calificado luego de un cierto tiempo (seis meses). Deben cumplirse, exactamente, los seis meses. Un día antes, el patrón puede echar a la calle al trabajador, “porque no sirvió o no le satisfizo”.

Todo ello implica pagar un salario condicionado a los buenos resultados de la prueba; pero también a los intereses concretos del patrón. Eso se puede hacer con todos los trabajadores, incluidos aquellos que ya cuentan con una buena preparación profesional. De eso la iniciativa priísta no dice ni media palabra. Se trata de un salario de prueba, vale decir, inferior a los estándares legales y sin garantía. Y aquí entramos a un tema que todos los economistas señalan: salarios bajos quieren decir casi siempre altas ganancias. Nuestra economía, aunque no al nivel de la china, se ha sostenido debido a los bajísimos salarios que los patrones pagan.

La iniciativa priísta flexibiliza al máximo las relaciones laborales. En el viejo derecho del trabajo, un trabajador hacía la labor para la que era contratado y sólo voluntariamente podía hacer otras. Un trabajador era contratado por ocho horas de tiempo de trabajo para hacer su labor. Si ésta no se hacía, no podía ser obligado a hacer otras. Y, cumplidas las ocho horas de tiempo, se iba a su casa. Eso ya no funciona en ningún lugar del mundo. La flexibilización ha impuesto, en primer término, que el trabajador será empleado cuando se le necesite. Si son tres horas o catorce en una sola jornada no importa. Tampoco se admite ya que sólo pueda hacer una sola labor. Debe estar dispuesto a hacer muchas otras.

En los hechos, eso ya se ha impuesto en todo el mundo desde los años ochenta. En ese proceso, lo que el movimiento obrero que se mantiene independiente ha logrado, es que, al menos, se respeten los términos legales, semanales o mensuales, de tiempo máximo de trabajo. La iniciativa priísta es ciega a este respecto y no establece ninguna garantía de protección del trabajador. Un patrón puede emplearlo o no emplearlo el tiempo que se le antoje. Todo ello, mezclado con los contratos de prueba, deja al trabajador totalmente a merced de la avaricia y la maldad (muy común en los humanos) de su patrón.

Un trabajador puede pasarse la vida cumpliendo contratos de prueba que pueden ser de sólo tres meses. Está a merced de su patrón. No puede alegar ningún derecho a su favor, pues el contrato es una manifestación de la voluntad personal y, en la forma, es su voluntad someterse al canibalismo y la ferocidad de su patrón, siempre en busca de una mayor ganancia. Eso es la letra de la iniciativa priísta, que ese falderillo que coordina a los diputados del partidazo sometió a los abogados de la patronal. Es la misma que contiene la iniciativa del gorila de la Secretaría del Trabajo y que sólo la iniciativa priísta nos la hace recordar.

En la iniciativa laboral del PRI todos los derechos de los trabajadores, hasta los más elementales, son socavados de raíz. El PRI nunca ha representado los intereses de los trabajadores. En realidad, siempre ha sido su enemigo jurado. Eso fue cierto, en parte también con Cárdenas, que los sometió a un sistema de dominación que nunca los dejó desarrollarse como una fuerza independiente que pudiera hacer sentir su voz y su voluntad en el concierto de la política nacional. Pero lo que hoy podemos ver es, simplemente, la ignominia total. El PRI siempre ha estado en contra de los intereses de las clases trabajadoras y éstas deben su miseria actual a ese partido.

Ahora, con su iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, los priístas se aprestan a destazar a las clases trabajadoras en la mesa del banquete patronal. Se podría uno preguntar, ¿para qué? Es difícil saber qué es lo que buscan hoy los priístas con acciones como esa; pero resulta claro que son, como siempre lo han sido, unos serviles de los poderosos sin dignidad alguna, llámense como se llamen, basta con que tengan el poder.

Reflexión sobre el calentamiento global

http://www.pysnnoticias.com/2011/04/03/reflexion-sobre-el-calentamiento-global/