Historia de México

domingo, 19 de febrero de 2012

Noticia: La pobreza, la sequía

EXCELSIOR. 19-02-2012.  

La sequía, la pobreza y el desorden.

Esto ha provocado la crisis no de un modelo de gobierno, sino de civilizaciones enteras.

Mario Luis Fuentes*



México está viviendo una de las peores sequías en más de 75 años, la cual ha generado ya severas pérdidas en los ámbitos de la agricultura y la ganadería, y peor aún, amenaza con provocar todavía más daños en términos de reducción de las superficies que podrán cultivarse en los ciclos por venir.

Este fenómeno, aunado a la crisis económica internacional, obliga a plantear un escenario de agudización, y muy probablemente, de un nuevo repunte en los niveles de pobreza en nuestro país, pues no debe olvidarse que fue precisamente el incremento en los precios internacionales de los alimentos lo que provocó el “disparo” de pobres entre los años 2006 y 2008.

Asimismo, ante lo que debe alertarnos de esta sequía es la perniciosa retirada del Estado de las esferas de justicia elementales, en este caso, del sistema alimentario nacional, el cual no puede, como ya se está viendo, ser dejado al libre juego de las fuerzas del mercado, porque éste ha acreditado fehacientemente ser bastante imperfecto, así como generador de desequilibrios que se traducen en hambre y miseria.

La inmensa ineficiencia de los programas que están sujetos a reglas de operación y que tienen como objetivo la superación de las condiciones de vida en el ámbito rural, deberían ser otro elemento a revisión, pues por las evaluaciones que ha llevado a cabo el Coneval puede asumirse que son programas regresivos del ingreso y que no promueven un desarrollo rural sustentable.

La sequía ha provocado la crisis no de un modelo de gobierno, sino de civilizaciones enteras; casos ejemplares los tenemos en la América precolombina, mientras que en la modernidad europea y la impuesta en nuestro hemisferio, se han vivido severas tensiones a lo largo de los siglos en función de los ciclos productivos y alimentarios, sobre todo cuando entran en crisis como resultado de fenómenos meteorológicos.

La desigualdad y la pobreza, así como los desórdenes y padecimientos vinculados a una alimentación deficiente que persisten en el país, tienen una estrecha relación con el acceso a medios elementales de subsistencia, por lo que un incremento en el desabasto o en los precios de la canasta básica puede resultar devastador para millones de familias.

Según el reporte Global Risks, 2012, el cual será discutido en el próximo foro económico de Davos, la desigualdad y la pobreza, de la mano de sistemas deficientes de gestión del cambio climático y la persistencia de un prolongado desempleo, son consideradas como algunas de las mayores amenazas para las democracias occidentales y, en particular, debe llamar poderosamente la atención que se cite a México como un ejemplo de concentración de todos esos males.

No hay duda de que el desorden generalizado que se vive en las instituciones y que se acentúa en la medida en que se dan los relevos en el gabinete, nos ha colocado en márgenes que son cada vez menos manejables y, sobre todo, en escenarios de un posible resquebrajamiento del pacto social, si esto continúa por la ruta en que vamos.

No hay duda de que a México le urge la refundación del pacto social, pero para ello se va a requerir no sólo de un replanteamiento institucional, sino ético sobre el rumbo y dirección para atrevernos a ser, de una vez por todas, un verdadero Estado igualitario de bienestar


Noticia sobre la Deuda Externa

LA JORNADA. 19 de Febrero de 2012

■ Para pagar los intereses del débito el gobierno federal contrata nuevos pasivos

Aumenta la deuda pública en 9.6 veces lo que creció la economía en este sexenio: ASF



■ El saldo alcanza $5.5 billones, equivalente a 42% del PIB, y rebasa los parámetros del FMI



ROBERTO GONZÁLEZ AMADOR

En la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa, que inició en diciembre de 2006, la deuda pública aumentó a una tasa real que superó en 9.6 veces el crecimiento de la economía, documentó la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Sin embargo, los nuevos pasivos contratados se han empleado principalmente para pagar los intereses generados por esa misma deuda, añadió.

El saldo del endeudamiento gubernamental se elevó hasta alcanzar un monto de 5.5 billones de pesos, equivalente a 42 por ciento del producto interno bruto (PIB), nivel que excede con amplitud los parámetros recomendados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para países con un nivel de desarrollo similar al de México, agregó la ASF, el órgano de la Cámara de Diputados encargado de fiscalizar el gasto público.

Entre 2006 y 2010, el saldo de la deuda pública del gobierno federal ha mostrado una trayectoria ascendente, tanto en el componente externo como en el interno, aseguró la ASF, al dar a conocer esta semana el resultado de la revisión de la cuenta pública de 2010, un informe que de manera coincidente se difundió en momentos en que el gobierno federal mantiene una campaña de propaganda en la que asegura que en esta administración la deuda externa “se redujo a la mitad”.

La deuda del gobierno federal alcanzó 5 billones 536 mil 650.2 millones de pesos al cierre de 2010, año que comprende el ejercicio de gasto revisado por la ASF. Esta cantidad representa 42.3 por ciento del PIB. “Es importante mencionar que el FMI recomienda que la deuda pública de los países emergentes (en desarrollo) se mantenga en un rango de 25 a 30 por ciento del PIB, por lo que en 2010 México superó el límite superior de ese rango en 12.3 puntos porcentuales”, añadió el órgano de fiscalización.

El monto de deuda se compone de: 3 billones 594 mil 942.7 millones de pesos de deuda directa del gobierno federal; otros 730 mil 66.7 millones de pesos de organismos de control presupuestario directo como Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad; deuda de la banca de desarrollo por 120 mil 445.4 millones de pesos; deuda contingente por proyectos de infraestructura construidos por el sector privado para CFE por 316 mil 606 millones; y el pasivo generado por el rescate bancario de 1995, que suma 774 mil 589.4 millones de pesos.

En el periodo de 2006 a 2010, que comprende los primeros cuatro años de la actual administración federal, la deuda pública creció de 2 billones 129 mil 91.5 millones de pesos a 3 billones 594 mil 942.7 millones de pesos, documentó la ASF. Esto representó un incremento de 68.84 por ciento en el periodo y de 17.2 por ciento en promedio anual, mientras que, en esos cuatro años, el PIB aumentó a una tasa de 0.9 por ciento en promedio anual.

Así, la deuda pública creció, en términos nominales, a una tasa que superó en 18 veces a la registrada por la economía en su conjunto entre diciembre de 2006 y el mismo mes de 2010.

Otra forma de mirar la dinámica de la deuda es descontar el efecto inflacionario del periodo, para determinar la variación en términos reales. Al respecto, el informe de la ASF explica:

“A efecto de que las cifras fueran comparables en el periodo, se actualizaron las cifras con los deflactores implícitos del PIB, con lo que la deuda pública bruta del gobierno federal pasó de 2 billones 594 mil 723.8 millones de pesos en 2006 a 3 billones 594 mil 942.7 millones de pesos en 2010 y creció a una tasa promedio anual real –esto es, descontado el efecto inflacionario– de 8.5 por ciento a valores constantes de 2010, mientras que el PIB creció a una tasa media anual real de 0.8 por ciento”.

En términos reales, la deuda creció, en el periodo de referencia, 9.6 veces más que la economía en conjunto.

El informe estableció que “la mayor parte de los recursos que se obtienen del endeudamiento neto del gobierno federal se destina para el pago del servicio de la deuda, lo que origina que la deuda crezca cada año”.

lunes, 6 de febrero de 2012

Lectura: HUHUETLATOLLI

Para leer la lectura sobre el HUEHUETLATOLLI visita la siguiente liga: http:http://www.toltecayotl.org/tolteca/index.php?option=com_content&view=article&id=542:huehuetlatolli-&catid=26:general&Itemid=74

LECTURA: NAO DE CHINA

LA NAO DE CHINA Y EL ENCUENTRO CON ORIENTE

A la búsqueda de una ruta entre Europa y Asia

Cristóbal Colón se encontró con América buscando una nueva ruta a Oriente. La obsesión por la conquista de una vía corta a las riquezas asiáticas (sedas, especias, pólvora, marfiles, entre muchos productos) motivó expediciones europeas a lo largo y ancho de las tierras americanas durante muchos años. En el año de 1521 sucedieron dos acontecimientos que harían posible la anhelada ruta entre España y Asia: Sebastián Elcano, que lideraba la expedición de Magallanes, descubrió las Filipinas y Hernán Cortés conquistó Tenochtitlan. Cincuenta años después, estas dos tierras remotas se conectarían por el comercio interoceánico y, de este modo, se cumpliría el sueño comercial de España.

 La Nueva España sirvió de puente comercial entre Europa y Asia durante los años del período colonial. Entre dos y cuatro veces al año, los galeones españoles zarpaban de Veracruz con la mercancía oriental que llegaba a las costas de Acapulco en las célebres naos de China, es decir, los grandes buques que hacían la travesía desde el puerto de Manila en Filipinas.

La ruta de ida y vuelta

Los barcos que zarpaban de Acapulco aprovechaban la corriente ecuatoriana que los llevaba a las islas Marianas y a Guam, donde se abastecían de comida y agua y seguían su viaje hasta el archipiélago Filipino. Pero el problema era regresar. En 1565, un fraile agustino (Andrés de Urdaneta) encontró las corrientes marítimas que permitían el retorno al continente americano. El tornaviaje salía de Manila, subía por las costas de Japón para encontrar la corriente que regresaba y, como los barcos iban muy cargados de mercancías, podían tardar entre cuatro, cinco y hasta siete meses en encontrar el litoral de California, de donde bajaban a su destino en la bahía de Acapulco.

Barcos resistentes

La mayoría de los barcos que hacían esta larga travesía se fabricaban en las Filipinas. Las naves eran construidas por carpinteros chinos, dirigidos por técnicos europeos, con maderas duras (para el armazón del barco) y maderas flexibles (para el casco) que conseguían en los bosques de las islas. Las velas se hacían en Filipinas y las partes de metal, como los herrajes, anclas, clavos y cadenas eran fundidos en Japón, China y la India. Estos barcos eran muy caros pero bien valían el alto costo por los beneficios que traían a los comerciantes.

Generalmente, la flota mercantil se componía de dos grandes barcos o naos. Alrededor de 500 hombres - marineros, comerciantes, el capellán, el médico, cocineros y carpinteros- viajaban en ellos, acomodados entre las maderas, los toneles, cargas y cañones para la defensa.

Los peligros del viaje

Este arduo viaje, además, presentaba muchos peligros: mares tempestuosos, naufragios o, si la travesía se alargaba más de lo previsto, la posibilidad de morir de hambre y sed. Los fabulosos tesoros que estos barcos transportaban también los hizo presa de la ambición de piratas ingleses y holandeses. El Santa Ana, por ejemplo, fue capturado por el inglés Thomas Cavendish y, en 1742, Lord Anson asaltó el Covadonga.

Fabulosas mercancías

Pero todos los peligros se olvidaban ante los riquezas que viajaban en estas naves. Muchos tesoros atravesaban el océano: de Acapulco se enviaba plata (en barras o monedas), cochinilla para tintes, semillas, camote, tabaco, garbanzo, chocolate y cacao, sandía, vid e higueras de la Nueva España, y barricas de vino y aceite de oliva de España.

Desde Manila salían: de China, telas y objetos de seda (calcetas y pañuelos hasta colchas y manteles) y alfombras persas de Medio Oriente; piezas de algodón de la India; de China, Conchinchina y de Japón salían abanicos, cajoneras, arcones, cofres y joyeros laqueados, peines y cascabeles, biombos, escribanías y porcelanas. De las islas Molucas, Java y Ceylan, los marinos traían especias, principalmente clavo de olor, pimienta y canela. Otros productos que proveía Oriente eran: lana de camello, cera, marfil labrado o tallado -de figuras religiosas-, bejucos para cestas, jade, ámbar, piedras preciosas, madera y corcho, nácar y conchas de madreperla, fierro, estaño, pólvora, frutas de China, entre otros.  

Centros comerciales

Una vez en tierra, los productos se trasladaban a los centros comerciales para ser vendidos. En Manila, se llevaban al Parián de los Sangleyes, que era el centro del mercado asiático. En territorio americano, la feria de Acapulco y, desde principios del siglo XVIII, el Parián de la Plaza Mayor de la ciudad de México eran los puntos de venta.

Una buena parte de los productos viajaban hacia Veracruz para su embarque a España -con paradas en mercados de Puebla y de Jalapa -. Algunas remesas se distribuían tierra adentro, hacia los centros mineros y las ciudades importantes del Bajío o Oaxaca. La mayoría de los productos asiáticos eran bienes de lujo y sólo tenían acceso a ellos las familias ricas de la Nueva España. Para la gente común era todo un acontecimiento la llegada de los objetos exóticos que traía la famosa "nao de China" y muchas veces iban al Parián sólo para admirar piezas preciosas, como enconchados, lacas, piezas de carey o plata, arcones, etcétera. Sin embargo, en el siglo XVIII aparecieron talleres artesanales novohispanos que copiaban diseños y trazos de los productos artesanales asiáticos, por ejemplo en arcones, cajas y biombos, y eso permitió que los objetos de influencias orientales se extendieran a una capa más amplia de la población.

Influencias culturales de Oriente

La "nao de China" no sólo transportaban bienes, también favorecía el intercambio cultural. El uso de la seda en los rebozos, abanicos y biombos, la porcelana y Talavera poblana, los esmaltes en juegos de mesas y aún costumbres como las peleas de gallos son de orígen oriental.

Asimismo, algunos orientales (generalmente filipinos) llegaron como esclavos de los españoles. No se les estimaba como a los negros pero se apreciaba su rapidez y sus aptitudes para ciertos trabajos artesanales y oficios humildes. Los españoles los definían como "indios chinos", pagaban tributo como los indígenas y se les aplicaban sus leyes. En la sociedad novohispana, los asiáticos vendían telas, velas, yerbas, aguardiente y muchos eran barberos. También hubo personajes notables venidos de Oriente, como la famosa China poblana, una "vidente" que vivió en Puebla a mediados del siglo XVII.

En 1815, debido a la situaciones políticas que se vivieron en la colonia novohispana y en la metrópoli española, los viajes de la Nao se suspendieron. Sin embargo, la presencia de Oriente en América no terminó ahí, la huella perdurable de ese encuentro aún forma parte importante de nuestro bagaje cultural.


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Por ejemplo: La historia es parte de nuestra vida porque nosotros mismos somos historia. Los hechos históricos más importantes han dejado huella en la sociedad, que de una u otra forma nos determinan como seres sociales en el conocimiento, la tecnología, la economía, etc.
Un hecho histórico que nos ha determinado como Nación y como ciudadanos es la revolución de Independencia, la revolución Mexicana, el movimiento estudiantil de 1968, el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional, etc., también podemos mencionar algunos ejemplos de Historia Universal que nos han determinado socialmente, por ejemplo: la revolución industrial, las guerras mundiales, la cultura griega, la edad media, el nacimiento de Jesús, etc. Todo esto es sólo un pequeño ejemplo de que la historia esta presente en nuestras vidas.
Este es mi argumento y tu podrías estar de acuerdo o no, para ello es importante argumentar. Te invito a que juntos expresemos nuestras ideas y reflexiones. El objetivo es impulsar el razonamiento lógico y objetivo.