Historia de México

viernes, 31 de julio de 2015

otra noticia sobre la pobreza

EXCELSIOR 31 de julio 2015
¡ES LA POBREZA ESTÚPIDOS!
MARTÍN MORENO
Ocho meses marcaron la brutal desigualdad — agraviante, insultante— entre el poder político y la pobreza en México. La diferencia es hoy, más que nunca, una llaga en el corazón del país:
Mientras en noviembre de 2014 se reveló que la familia presidencial tenía, entre otras muchas propiedades, una mansión con valor de siete millones de dólares (el affaire Casa Blanca), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) divulgó, el pasado 23 de julio, la cifra de la derrota: de 2012 a 2014, los pobres aumentaron en México. Hay dos millones más a nivel nacional.
Desde el arranque del gobierno peñista hasta el cierre del año pasado, la cifra pasó de 53.3 a 55.3 millones más de pobres. El ritmo de la pobreza es frenético: en los dos últimos años, mensualmente se registraron alrededor de 80 mil nuevos pobres. Veinte mil cada semana. Casi tres mil diarios. ¿Quién frena la brutal pobreza en México?
De nada sirven reformas (a estas alturas, reformas truncas), cuando la máquina de la pobreza gira y gira y cada vez hay más miserables en el país.
De nada sirven discursos, promesas o giras internacionales, si el país es cada vez más pobre. Ése ha sido uno de los graves problemas en el actual gobierno: el exceso de retórica. Mucha saliva y poca eficacia. Los pobres comen frijoles, no palabras.
De nada sirven portadas en la revista española ¡Hola! presumiendo lujos y viajes de la familia presidencial, si en México hay, día tras día, más pobres que apenas llevan al estómago un puñado de arroz, tortillas y agua. Ése es el retrato de la pobreza extrema.
Las cifras del Coneval son dramáticas:
Oficialmente, 55.3 millones de mexicanos están catalogados en situación de pobreza, lo que representa 46.2% de casi 120 millones de habitantes. Es decir: casi la mitad de los mexicanos es pobre.
El ingreso fue el rubro que no mejoró. El porcentaje de población con ingreso inferior a la línea de bienestar —aquella que no tiene recursos para comprar la canasta alimentaria— pasó de 60.6 millones a 63.8 millones de mexicanos. Uno de cada dos mexicanos. Son las cifras de la derrota nacional.
En ocho estados se ha incrementado notablemente la pobreza: Estado de México, Veracruz, Morelos, Oaxaca, Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y BCS.
En términos absolutos, el Estado de México —una máquina de fabricar pobres— agregó 941 mil personas a la pobreza nacional, totalizando… ¡ocho millones 269 mil 900 pobres! Siguió Veracruz, con 492 mil, para sumar cuatro millones 634 mil. En ambas entidades siempre ha gobernado el PRI. No ha habido alternancia en la gubernatura.
Los más pobres durante el gobierno peñista viven en zonas rurales, son indígenas, tienen menos de 18 años y enfrentan alguna discapacidad.
Respecto a la pobreza extrema, prácticamente quedó en los mismos niveles: de 11.5 millones registrados en 2012, a 11.4 millones contabilizados en 2014.
En las ciudades hay 38.4 millones de pobres, que representan 41.7% de la población total. Alrededor de 35.4% de ellos viven en pobreza moderada y 6.2% en extrema.
“La estrategia está funcionando. Debemos seguir por este camino…”, aseguró la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles. Lo dicho: demasiada retórica y poca efectividad. Las cifras la desmienten. Del “no te preocupes, Rosario”, al inevitable fracaso en la lucha contra la pobreza.
Es la pobreza. Es la desigualdad. Es la tragedia mexicana.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
DÓLAR, A LAS NUBES. El pesito es castigado por el poderoso billete verde y nadie duda de que llegue a los 17 pesos al arranque de agosto. Sí: la devaluación ya alarma.
                TW: @_martinmoreno
                FB /Martin Moreno

miércoles, 29 de julio de 2015

La economía mexicana en la encrucijada

¿Más tratados de integración?
Periodico Excelsior 29-07-15
El momento actual para el libre comercio no es el ideal, porque la tendencia global es hacia la protección de la producción local en cada país. En algunos países, la nueva agenda incluye atender problemas que resultaron de una integración internacional excesiva o no regulada adecuadamente. En Europa es, por ejemplo, el caso con la inmigración.
Por esa razón el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Cooperación Económica (TPP en sus siglas en inglés) surge en un momento poco propicio para la economía real. Los gobiernos de los países que lo negocian tienen cada uno sus propias razones para firmarlo, pero éstas son principalmente geopolíticas para los participantes más grandes.
Para el resto de países y especialmente para México, hay siempre oportunidades adicionales de aumentar las exportaciones. Pero este impacto es mucho menor que el de varios acuerdos ya firmados por México, como el que se tiene con Norteamérica (TLCAN) o con la Unión Europea.
Por una parte el nivel de tarifas a la importación ya es bajo y una reducción adicional sólo facilitará un aumento marginal para la totalidad del comercio. Por la otra, con el bajo crecimiento de la economía, México ya tiene que atender problemas de precios dumping en varios sectores, por ejemplo calzado, ropa y acero y en varias instancias es más importante para la actividad económica de regiones enteras atender los problemas que surgen del comercio global de ahora, más que la firma de más acuerdos.
México ya tiene 10 tratados de libre comercio con 45 países, incluyendo Japón, 30 acuerdos para la protección recíproca de inversiones y 9 acuerdos de alcance limitado en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento de la economía no ha aumentado desde que se inició la era de firmar acuerdos.
Su estrategia ha sido maximizar el acceso preferencial para la producción de México al mayor número posible de mercados y por lo tanto la ventaja para establecer empresas que quieren exportar. Así lo pensó el entonces presidente Fox, hace más de una década, al referirse a que quien no invierte en México comete un error.
Los hechos desde entonces muestran que se requiere mucho más que el acceso a mercados mediante tratados para que haya inversión y creación de empleos. Es más, en muchos sectores, el número de empleos perdidos supera al que se generó con la nueva ventaja de la exportación. De ahí el reclamo en varios países de que varios de los efectos de tratados siguen sin resolverse.

La pobreza en México

Periódico Excelsior. 29 julio 2015Los pobres de México. Leo Zuckermann

Son tres grupos que suman casi 64 millones de mexicanos, 53.2% de la población total. Los que peor están son los llamados “pobres extremos”. Son 11.4 millones equivalentes a 9.5%. Sus características son desgarradoras. Para comenzar, tienen un ingreso paupérrimo: lo que el Coneval llama la “línea de bienestar mínimo”, es decir, lo que se necesita para comprar una canasta alimentaria con calorías de subsistencia básica. Estamos hablando de mil 243 pesos por persona por mes en el ámbito urbano; sobreviven con 41 pesos al día. En las zonas rurales, sus ingresos promedio son aún menores: 868 pesos por mes por persona o 29 pesos por día (menos de dos dólares).
Más allá de estos escasísimos recursos monetarios, también tienen terribles carencias sociales terribles. De acuerdo con el último reporte del Coneval, publicado la semana pasada, presentan un promedio de 3.6 carencias de seis posibles, a saber: (1) rezago educativo (los niños no asisten a la escuela y/o los adultos no concluyeron la primaria o secundaria); (2) no tienen acceso a servicios de salud en alguna institución pública o privada; (3) no cuentan con prestaciones laborales como sistema de ahorro para el retiro o pensiones; (4) viven en casas que no tienen un mínimo de estándar en la construcción del piso, techo y muros y/o existe un grado de hacinamiento (número de personas por cuarto) mayor a 2.5; (5) no cuentan con ciertos servicios básicos en sus viviendas como agua entubada, drenaje, electricidad y combustible para cocinar; (6) no se alimentan bien.
El segundo grupo son lo que el Coneval llama “pobres moderados”. Son 43.9 millones de mexicanos, equivalentes a 36.6% de la población total. Su ingreso corriente per cápita está por debajo de la línea de bienestar económico, es decir, lo que cuesta una canasta básica completa que incluye alimentos, transporte, educación, salud, esparcimiento, bienes y servicios de consumo habitual. Ganan, entonces, menos de dos mil 542 pesos por mes por persona en las áreas urbanas y mil 615 en las rurales. Presentan, además, un promedio de 1.9 carencias sociales de las seis arriba señaladas.
El tercer grupo es un caso verdaderamente extraño. El Coneval los llama “vulnerables por ingreso”. No los considera pobres porque, para esta institución, se necesita tener un ingreso por debajo de la línea de bienestar económico y por lo menos una carencia social de las seis mencionadas. Resulta que este grupo sí cumple la primera condición: su ingreso corriente per cápita está por debajo de los dos mil 542 pesos por mes por persona en las ciudades y mil 615 en el campo. Pero no cumplen con la segunda condición: a pesar de sus bajos ingresos, no presentan ninguna de las seis carencias. Difícil de creerlo. Aquí me parece que hay un problema de medición en los datos que utiliza el Coneval para su estudio (la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2014 del Inegi). Mi escepticismo me lleva a clasificar a este grupo también como pobres, con todo respeto para el Coneval.
La pobreza se encuentra en todo el país. Ninguna entidad se salva. Nuevo León es el estado con menos pobres como proporción de su población total: 20.4%. Pero hay estados con un altísimo porcentaje de gente en pobreza. Increíble el caso de Chiapas. 21 años después de la rebelión zapatista, con miles de millones de pesos invertidos para mejorar la situación socio-económica de esa entidad, 76.2% de los chiapanecos siguen viviendo en la pobreza y 31.8% en pobreza extrema. Le sigue Oaxaca que, bajo el yugo de la Sección 22 de los maestros, presenta un 66.8% de pobres, 28.3% extremos. El tercer lugar se lo lleva Guerrero con 65.2% viviendo en pobreza, 24.5% en pobreza extrema.
Estos números son una vergüenza nacional. Todos los mexicanos deberíamos estar apenados de que en nuestro país más de la mitad de la gente viva con estas carencias en pleno siglo XXI (del otro lado de la moneda, el de los privilegiados que son la otra mitad de la población, hablé ayer). Los datos son, por naturaleza, fríos. Pero detrás de cada uno de esos números hay gente que se parte el lomo día con día para sobrevivir. Más de 11 millones con ingresos de 41 pesos al día en las ciudades y 29 en el campo. Un escándalo.
  Twitter: @leozuckermann

viernes, 24 de julio de 2015

LA POBREZA EN MÉXICO 2015


LA JORNADA.  24 de Julio de 2015
■ El fenómeno ocurrió sobre todo en zonas urbanas, señala Gonzalo Hernández
Aumentó en 2 millones la gente pobre en los pasados tres años
■ El número de personas que no tienen recursos para adquirir la canasta alimentaria básica pasó de 23.5 millones a 24.6 millones
■ Veracruz, Morelos, Oaxaca y el estado de México, entre los más afectados
ANGÉLICA ENCISO L.
Durante los primeros años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, entre 2012 y 2014, la población en pobreza creció en 2 millones de personas sobre todo en zonas urbanas, al pasar de 53.3 millones de mexicanos (45.5 por ciento) a 55.3 millones (46.2 por ciento). Uno de cada dos individuos vive en esa condición, informó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Aunque aumentó la pobreza moderada para llegar a 43.8 millones de personas (36.6 por ciento), la pobreza extrema tuvo una ligera reducción, ya que de 11.5 millones de personas (9.8 por ciento) que había en 2012 ahora son 11.4 millones (9.5 por ciento), informó el secretario ejecutivo, Gonzalo Hernández Licona, al presentar la Medición de la pobreza 2014. En contraste existen apenas 24.6 millones de personas (20.5 por ciento), dos de cada 10 mexicanos, que no viven en pobreza y no tienen ninguna carencia.
Detalló que hay también 31.5 millones de personas (26.3 por ciento) que son vulnerables por alguna carencia social y 8.5 millones (7.1 por ciento) por ingresos. Esta población puede caer en pobreza ante eventualidades como la pérdida de empleo, apuntó.
Explicó que la pobreza se elevó, entre otros factores, porque en ocho estados se incrementó. Se trata de Veracruz, Morelos, Oaxaca, estado de México, Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y Baja California Sur.
Señaló que la pobreza del país es la suma de la que se presenta en los estados. En las otras 24 entidades se redujo.
Además, el crecimiento de la pobreza ocurrió en las zonas urbanas, ya que ahí se elevó en 1.8 millones de personas; el resto del incremento (200 mil) fue en las áreas rurales.
Línea de bienestar
Señaló que el ingreso fue el rubro que no mejoró, lo cual ocurre desde hace al menos 20 años, y el porcentaje de población de ingreso inferior a la línea de bienestar, es decir, que no tiene recursos para adquirir la canasta alimentaria, pasó de 60.6 millones (51.6 por ciento) a 63.8 millones (53.2 por ciento), esto es, uno de cada dos mexicanos, mientras la población de ingresos menores a la línea de bienestar mínima –los que no pueden adquirir la canasta alimentaria básica– también creció; de 23.5 millones (20 por ciento) pasó a 24.6 millones (20.6 por ciento).
Gonzalo Hernández Licona aseveró que todas las dependencias tienen responsabilidad en el asunto, ya que el ingreso, salud, educación y otros derechos sociales corresponden a varias secretarías.
En conferencia de prensa, acompañado de los consejeros del Coneval, explicó que la medición de la pobreza multidimensional contempla la reducción del rezago educativo, acceso a servicios de salud, seguridad social, alimentación, calidad y espacios para la vivienda y servicios básicos de la vivienda, así como el ingreso.
Las carencias tuvieron una disminución, dijo, ya que la población en pobreza extrema en esta ocasión tuvo 3.6 en promedio e ingresos mínimos de 868 pesos en el campo y mil 242 pesos en las urbes, mientras los que están en pobreza moderada son los que presentan en promedio 2.3 carencias.
En la presentación del informe, se refirió a que hubo mejoras en la cobertura de los derechos sociales o carencias, ya que disminuyeron en promedio, con excepción de la alimentación, la cual creció al pasar de 27.4 millones (23.3 por ciento) de personas a 28 millones (23.4 por ciento).
Al preguntarle sobre el efecto de la Cruzada Nacional Contra el Hambre y sobre el planteamiento de la Secretaría de Desarrollo Social de que hay 3 millones de mexicanos que comen mejor, cuando los datos reflejan un incremento de la población con problemas para adquirir alimentos, señaló que se encontró que familias en deciles más altos de ingresos tuvieron carencia alimentaria.


miércoles, 22 de julio de 2015

LA POBREZA EN MÉXICO

EL UNIVERSAL 22 DE JULIO DEL 2015.
CADA VEZ MÁS POBRES.
RICARDO ROCHA
La desnutrición en México, equiparable con la que se vive en África
Sólo hay una tragedia mayor que la pobreza: que en este país, no hayamos hecho nada para erradicarla. Que en las tres décadas recientes seamos la más eficiente fábrica de pobres de todo el planeta. Y que los gobiernos priístas y panistas sólo han maquillado un poco su máscara de hambre, dolor, enfermedad y muerte.
Cualquiera que sea la fuente, el panorama es desolador. Según acaba de publicar EL UNIVERSAL, el secretario ejecutivo del Coneval reconoce que en la más reciente medición de pobreza pasamos de 53 millones de pobres en 2012 a 55 millones en 2015; dos más en sólo tres años del actual gobierno. También hay 11 y medio millones de mexicanos en pobreza extrema; es decir, que padecen hambre todos los días. Al grado de que World Vision establece vergonzantemente que la desnutrición en México sólo es equiparable a la que se vive en África.
Los efectos son devastadores: la mitad de nuestra población carece de acceso a satisfactores tan elementales como salud, vivienda, educación, alimentación y seguridad social. Y mucho más grave aun cuando nos referimos a la población más vulnerable: más de la mitad de nuestros niños —8 millones, según el Conapo— son pobres y 6 millones de ellos no van a la escuela, de acuerdo al Conapred. El mapa de la pobreza y la marginación se acentúa en estados como Chiapas, 74 de cada cien de sus habitantes, 69 % en Guerrero, 61% en Oaxaca y 55 % en Michoacán. Una estadística reveladoramente conectada con los incesantes conflictos sociales en esas entidades.
Lo peor es que según el propio Coneval, los cambios realizados, como la transformación de Oportunidades a Prospera, no se han reflejado todavía en los indicadores de disminución de la pobreza. Porque prevalece una visión cosmética que ignora lo que subyace en el fondo: la apremiante necesidad de un nuevo modelo económico que incluya una gran estrategia agroalimentaria integral para cambiar realmente un destino hambriento y miserable.
La prueba más palpable de la carencia de una ruta crítica inteligente es que junto al reto de la pobreza y el hambre nos enfrentamos al desafío de la obesidad. Somos un país de niños y adultos cada vez más gordos. La propia secretaria de Salud —a veces existe—, Mercedes Juan, acaba de reconocer que la mitad de los recursos de su sector se destinan ya a atender la obesidad y sus consecuencias. Un reconocimiento tardío, porque desde hace años se anticipó la quiebra del sector salud por enfermedades como la diabetes derivada de la gordura.
Para ONG’s como Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, el diagnóstico es más que sombrío, oscuro de plano; la desigualdad permanece sin cambios, cada vez menos que tienen más y cada vez más que tienen menos; el moderado crecimiento económico de 2.5 promedio en los años recientes, no ha generado bienestar social; uno de cada dos mexicanos es pobre; uno de cada cinco carece de acceso a la salud; la desigualdad es la gran trampa de México y va en detrimento directo de las mujeres, los jóvenes, los niños y los indígenas; pero los pobres están en todas partes, lo mismo en zonas rurales y urbanas.
Así que la pregunta es válida: ¿Qué sentido tiene todo lo demás si cada vez tenemos más pobres y hambrientos? Bueno, no todos, sólo la mitad.
Periodista.