Historia de México

miércoles, 24 de agosto de 2016

El Imperialismo: Lenin

La visión clásica del imperialismo, según el marxismo y su representante del siglo XX: Vladimir Ilich Lenin.
La concepción de los marxistas de principios de siglo XX sobre el imperialismo gira en torno a algunas pocas ideas claves, y vinculadas. En primer lugar se identifica el imperialismo con una nueva etapa del capitalismo que habría surgido con la irrupción del monopolio, hacia fines del siglo XIX. Lenin plantea explícitamente que la principal característica del imperialismo es el monopolio, que consiste en “la dominación de las asociaciones monopolistas de grandes patronos” (Lenin, 1973, p. 451). Considera que el capitalismo monopolista ha reemplazado al capitalismo de la libre competencia. La competencia se ha transformado en monopolio, que es la base de la vida económica. Esto implica que prevalece la violencia en la manipulación de precios; la ley mercantil pierde relevancia, y las ganancias son más el producto de “maquinaciones financieras y estafas”, y del robo, que de la ley económica.
En segundo término la visión clásica del imperialismo sostiene que la monopolización opera en el plano nacional. Bujarin, en particular, destaca la “tendencia a la nacionalización de los intereses capitalistas (1971, p. 80) y “la cartelización nacional de la industria” (ibid., p. 80) en asociación con los Estados nacionales. La competencia se desplaza del mercado interno al mercado mundial, y se desarrolla a través de conflictos armados entre las potencias.
En tercer lugar prevalece la idea de que el capitalismo monopolista se caracteriza por el estancamiento de las fuerzas productivas. Por un lado porque la eliminación de la competencia hace desaparecer el impulso al cambio tecnológico por parte del capital. Por otra parte porque se piensa que el capitalismo llegó a un estadio en que la sobreproducción es estructural, debido a que las masas trabajadoras y campesinas están empobrecidas, y no tienen poder de consumo. Es la visión subconsumista de Hobson, aceptada por Lenin y otros marxistas de la época. De manera que los países adelantados ofrecen cada vez menos oportunidades de inversión. De ahí las repetidas referencias de Lenin a la “putrefacción” y “descomposición” del sistema capitalista. La tendencia al estancamiento en el centro explica a su vez la exportación de capitales hacia la periferia, que pasa a ser un fenómeno característico de la época. Las inversiones irán desde los países adelantados hacia las colonias y zonas de influencia; no se contempla que las inversiones entre países adelantados sean importantes, dada la falta de oportunidades rentables.
En cuarto lugar se sostiene que el desarrollo del capitalismo ha llevado a la fusión del capital bancario con el capital industrial, y al dominio del primero sobre el segundo. Se trata del capital financiero. El capital financiero es parasitario; el parasitismo del capital financiero es otro factor que explica el estancamiento del capitalismo maduro.
En quinto lugar, se piensa que frente al estancamiento la respuesta de los capitalismos adelantados es la conquista de la periferia y la empresa colonial. Ésta garantiza mercados, territorios para la exportación de capitales y fuentes de aprovisionamiento. El impulso al colonialismo es inevitable y creciente, los grandes países industriales explotan a las regiones atrasadas. Se prevé que la entrada del capital extranjero en la periferia desarrollará el capitalismo, pero al mismo tiempo los países dominados estarán sometidos al saqueo, el pillaje y la devastación.
Por último, se plantea que las guerras entre las potencias son inherentes al capitalismo monopolista. El razonamiento que lleva a esta afirmación es que el mundo ya está repartido entre las potencias y sus monopolios. A su vez, los Estados se identifican con sus monopolios, y la empresa colonial es decisiva para la supervivencia del capitalismo en el centro. Por lo tanto, los países desarrollados que tengan menos posesiones coloniales (o con menos riquezas) estarán obligados a luchar por nuevos repartos del mundo. Así las guerras ínter-imperialistas son inevitables, y características de la nueva era del capitalismo.
En conclusión, el marxismo de principios de siglo XX –por lo menos el que estuvo bajo influencia de Lenin– pensó que el sistema capitalista había entrado en una nueva era en la que habría una combinación de guerras: guerras mundiales entre las potencias; guerras de los pueblos oprimidos contra el imperialismo y por su liberación nacional; y guerras civiles de los trabajadores contra el capital en los países industriales avanzados. Era la época de “la agonía del capitalismo”. Obsérvese que en esta visión el espacio económico mundial se construye desde la competencia de los Estados-nación, unidos a los monopolios nacionales. Ese espacio se articula a partir del dominio político y militar de los países adelantados sobre los atra­sados (colonias, semicolonias y zonas de influencia).



martes, 2 de agosto de 2016

JUICIO CRÍTICO A LA REFORMA EDUCATIVA

LA JORNADA. 2 de Agosto de 2016

Manuel Pérez Rocha

Pedagogía sin pedagogos


Después de tres años de intentar imponer una “reforma educativa” –con el apoyo de miles de policías y generando un conflicto social que ha cobrado vidas invaluables–, Peña, Nuño y compañía presentan ahora una “reforma pedagógica”. Absurdo tras absurdo, el siguiente paso de esta “reforma pedagógica” se encomendó al Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), un think-tank en el que predominan economistas tecnócratas neoliberales, sin trabajo ni experiencia alguna en pedagogía. En la misma rimbombante ceremonia de presentación del “nuevo modelo”, el director de este centro exhibió su ajenidad con el tema educativo al declarar: “La reforma educativa es la gran apuesta por el futuro del país. De lograr sus objetivos permitirá un crecimiento sustentable, una mejor calidad de vida y combatir de fondo los grandes males nacionales: la inequidad, la impunidad y la ignorancia” ¡Wow! ¡Órale!
Sin duda, estos señores no han leído la advertencia de Justo Sierra, entre muchas otras, acerca de las exageraciones respecto del poder de la educación: “No creemos que se trata de una panacea ni social ni moral”, advirtió hace más de un siglo y explicó, con razón, que para que la escuela contribuya a resolver los problemas sociales, es indispensable “la acción coincidente de las condiciones del trabajo nacional. Consideramos, pues –explicó–, a la instrucción como un factor de mejoramiento, no de perfección, no de transformación absoluta; debe, por tanto, estar condicionado por otros factores que con ella concurran a formar no un pueblo feliz –esta es una lastimosa utopía–, sino mejor armado para la lucha por la vida, y dichoso o desventurado, con plena conciencia de su estado social que es lo que para nosotros quiere decir un pueblo libre”.
Justo Sierra expresa las críticas que en esos años empezaron a hacerse al “educacionismo” que había infectado a no pocos liberales. El educacionismo es, en certera definición del maestro Fernando Carmona, esa idea de que la educación (escolar) es la panacea, que primero debe educarse al “pueblo ignorante” y todo lo demás se dará por añadidura. Las funciones político-ideológicas de este imaginario han sido develadas desde entonces. Se trata, entre otras cosas, de ahuyentar cualquier intento de someter a análisis y crítica la verdadera causa de las situaciones sociales y económicas indeseables: un sistema de explotación y dominación injusto e inhumano. Hoy todos los días, Nuño, Peña y compañía machacan su propaganda: la “reforma educativa” es la salvación de la patria y la garantía de la felicidad de los mexicanos. Deberían leer estos arribistas la antología Educar, panacea del México independiente, de Anne Staples, de El Colegio de México (1985). Hace 35 años, en Educación y desarrollo, la ideología del Estado mexicano (1982), documenté y analicé críticamente esta ideología y su sucedánea: el economicismo.
¿Cómo justificar la elección de los economistas del CIDE para realizar una tarea pedagógica? En nuestro país existen importantes instituciones, académicamente muy sólidas, con un fecundo trabajo en el campo de la educación y específicamente en la pedagogía; entre ellas la UNAM, que cuenta con un Colegio de Pedagogía, un Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación, y otros muchos grupos académicos en institutos y facultades que trabajan desde hace décadas estos temas. El Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, el Departamento de Investigaciones Educativas tiene una experiencia de más de 40 y un trabajo reconocido en México y en el extranjero. Este departamento ha contribuido de manera significativa al mejoramiento del sistema educativo nacional. El país cuenta también con una Universidad Pedagógica Nacional, con productivas sedes en todo el territorio nacional, con la Escuela Nacional de Maestros y la Escuela Normal Superior, con una experiencia pedagógica incomparable. En varias universidades de los estados también se realiza muy valioso trabajo en ese campo.
Este es, por supuesto, un listado incompleto de las instituciones nacionales dedicadas a esa compleja tarea; imposible hacer en este espacio un mínimo recuento de las experiencias y aportaciones de todas ellas que ahora parecen ser unos invitados más a participar en “foros” en los que podrán expresar “libremente” sus opiniones ¡para que las valoren los economistas del CIDE!
Peña, Nuño y compañía han invitado reiteradamente a los maestros de la CNTE para que se sumen a esos foros y les advierten que no deben “automarginarse”. Evidentemente, no se dan cuenta de que son ellos quienes se están “automarginando” del país. México, el otro México, está en otra parte: no está en los centros académicos “de élite”, ni en la OCDE, ni en Mexicanos Primero, ni en la junta directiva del INEE.
En las líneas transcritas, Justo Sierra señala con acierto que para que el pueblo esté armado para la lucha por la vida es necesario que tenga “plena conciencia de su estado social, que es lo que para nosotros quiere decir un pueblo libre”. Pero la “reforma educativa”, impuesta por los gobiernos neoliberales de PAN y PRI, busca anular la posibilidad de que la educación sirva para desarrollar esa conciencia (de clase, podría haber dicho don Justo). Siguiendo los dictados de los organismos internacionales al servicio del capital (OCDE, Banco Mundial) y de sus sucursales en nuestro país (como el CIDE), en sus proyectos para la educación básica y media han disminuido al mínimo materias como historia, filosofía, ciencias sociales, campos del conocimiento que precisamente tienen el potencial de desarrollar esa “conciencia de su estado social”.
El absurdo que estamos padeciendo no es un asunto meramente académico. La arrogancia con la que el gobierno está actuando ha generado ya un conflicto en extremo grave. La oligarquía organizada está presionando para que se tome una medida represiva en contra de los maestros y del pueblo. Esta es la verdadera “pedagogía” que quieren aplicar; ya avanzaron en Ayotzinapa y Nochixtlán, ¿adónde quieren llegar? Habrá que dedicar otro espacio a señalar las más evidentes fallas pedagógicas de la “reforma pedagógica”, con la cual se pretende justificar tanto perjuicio.

domingo, 26 de junio de 2016

LA JORNADA. LA LUCHA DE LOS MAESTROS.26-06-2016

LA JORNADA. 26 de Junio de 2016
Guillermo Almeyra
Los maestros y el cambio en la conciencia popular
Lo que para un país es política nacional, en el resto del mundo forma parte de la realidad internacional, o sea de relación de fuerzas mundial entre los explotados y oprimidos y sus explotadores y opresores. Las escandalosas agonías del kirchnerismo argentino y del Partido de los Trabajadores brasileño reforzaron en efecto la dominación capitalista en todos los países; por el contrario, las huelgas francesas y en particular la heroica y larga lucha de los maestros agrupados en la CNTE, dan ánimo a los trabajadores y los ayudan a avanzar políticamente y a elevar su nivel de conciencia.
Por eso prefiero analizar las posibles consecuencias de lo que a mi juicio hay que destacar, aunque en estos días se concentraron acontecimientos muy importantes. Quedan, pues, para otra ocasión los posibles efectos del retroceso impuesto por la presión nacional al gobierno francés en su primitiva decisión de prohibir, por primera vez desde la guerra de Argelia, la realización de una manifestación sindical. O del voto de los trabajadores británicos –contra la intelectualidad, las clases medias y el establishment– por la salida de la Unión Europea. O la derrota del gobierno italiano y la altísima abstención electoral y el fin de los combates en Colombia logrado con mediación cubana o, por último, las elecciones en España en las que seguramente la derecha sufrirá un duro golpe.
Los maestros –en particular los rurales– forman la parte peor pagada y menos considerada de la intelectualidad mexicana. Son un puente entre las instituciones de un semi Estado corrompido y reaccionario y el sector más pobre de la población (indígenas, comunidades, pueblitos dispersos, colonias populares). Desde la orilla institucional, el Estado les paga una miseria para que enseñen las cuatro operaciones matemáticas esenciales, a leer y a escribir algo sencillo y para que difundan –tal como los medios de información– la ideología de las clases dominantes para mantener sometidos durante toda la vida a sus alumnos, porque el gobierno teme a los ciudadanos y quiere fabricar súbditos sumisos. Pero, desde sus lazos con la realidad social aprenden a pensar críticamente y se sindicalizan rechazando a los charros,que son agentes del gobierno y del capital. Por eso, en todos los continentes los maestros surgieron siempre líderes sindicales y populares.
Destruir su fuerza sindical, matar o encarcelar a sus dirigentes independientes, ha sido y ahora, en particular, es el objetivo del gobierno, que no puede aceptar la resistencia obrera y popular (como la de los electricistas del SME o de los maestros de la CNTE) y, como no tiene una fuerte oposición en el terreno político, busca eliminar también la social y sindical.
Además, en su periodo de ascenso, el capitalismo necesitaba mano de obra sana y con un mínimo de educación para manejar las máquinas cada vez más complejas. Ahora, en cambio, los gobiernos hablan sobre el “capitalismo de conocimiento”, pero pensando en los técnicos e informáticos, pues consideran “excedentes” y carísimos a los trabajadores poco o mal instruidos que antes producían en masa. De ahí las reformas a las leyes de educación en todas partes (Argentina, Brasil, México), los bajos salarios de los maestros y el intento de reprimir a las organizaciones magisteriales.
Mientras esas organizaciones aparecen enfrascadas en luchas sólo sindicales, por legítimas que sean, no faltan los ignorantes, los imbéciles y los envidiosos que critican los supuestos privilegios de los profesores. Pero Ayotzinapa y ahora Nochixtlán y las movilizaciones populares subsiguientes han abierto muchos ojos y destapado muchos oídos. Amplísimos sectores sociales (eclesiásticos, pequeños comerciantes, pequeños empresarios, profesionistas como los médicos y los profesores universitarios, estudiantes que se preparan para dirigir México en el futuro) defienden y apoyan a los heroicos maestros oaxaqueños y chiapanecos de la CNTE. El gobierno debe estar asustado porque entre los asesinados en Nochixtlán, Oaxaca, hay indígenas, pequeños comerciantes y hasta un catequista que curaba los heridos, pero ni un solo profesor de la CNTE.
También gracias al aumento del nivel de conciencia popular frente a estas matanzas, el odio y el repudio a un gobierno asesino subieron un grado más. Ya se ha comprendido que no estamos sólo ante una represión antisindical, sino que el objetivo principal del régimen es acabar con los márgenes democráticos, destruir las bases mismas de la educación nacional de masas, imponer una dictadura militar disfrazada.
El salto en la subjetividad y la comprensión de los oprimidos fue muy grande, sobre todo en el sur: Chiapas, Oaxaca, Guerrero. Ante el repudio nacional organizado y creciente, el gobierno, que había declarado que no aceptaba dialogar terminó aceptando discutir. Ahora bien, con la CNTE no se puede discutir “en general” porque lo que están en juego es la derogación de la llamada reforma, la liberación de los dirigentes secuestrados y tomados como rehenes con acusaciones que nadie cree y el castigo a los asesinos.
Es posible, por tanto, que el gobierno intente bajar algunas marchas en la velocidad de su ataque y haga algunas concesiones menores para tratar de impedir nuevas manifestaciones populares (porque éstas lo obligan a negociar). Intentará superar esta tormenta, pero de aquí a 2018 no tiene ni mucho tiempo ni muchos medios para agravar la represión. A la mexicana, puede agregarle en cambio a ésta intentos de cooptación de dirigentes sindicales y políticos opositores siguiendo la fórmula de Obregón, según la cual ningún general resistía un cañonazo de 50 mil pesos. La garantía contra esa posible maniobra es el aumento de la movilización popular junto a los maestros y el firme reclamo de democracia y de legalidad. Ese será, de paso, el “voto” mexicano contra Trump.


miércoles, 22 de junio de 2016

LA EDUCACIÓN EN MÉXICO INTERÉS POLÍTICO Y ECONÓMICO

LA JORNADA. 22 de Junio de 2016

Adolfo Gilly

SEP: Vender el alma de la nación al Gran Dinero


La “reforma educativa” que a sangre, fuego y cárceles pretende imponer el gobierno federal va mucho más allá de sus fines declarados y de ser una “reforma laboral”, aun cuando ésta venga implícita en sus contenidos.
Se trata, como bien se dijo de la privatización del petróleo y de diversos servicios públicos, de una reforma en la estructura del Estado, es decir, de la relación históricamente establecida entre los gobernantes, el pueblo y los bienes materiales y simbólicos de la nación. Éstos se van traspasando de la propiedad estatal –según ley, herencia y patrimonio de todo el pueblo mexicano– a la propiedad privada o individual del capital financiero, mexicano y extranjero.
El caso de la educación es diferente y tal vez aún más insidioso. Sin necesidad de trasferir la educación a manos privadas –aunque en ciertos segmentos esta trasferencia está en curso desde hace tiempo–, de lo que se trata es de cambiar los contenidos, los objetivos y los fines de la educación del pueblo. De ahí la ofensiva, en curso desde hace ya tiempo, contra los portadores históricos y concretos de esos contenidos, los normalistas y los maestros de enseñanza primaria.
La “reforma educativa” es una mentira y un pretexto. La ofensiva del gobierno federal contra los maestros es en el fondo un ataque general contra los fundamentos de la educación republicana, que se ha convertido en una rémora y un obstáculo para sus fines, y contra quienes la llevan en sus vidas, sus conocimientos y sus modos de saber trasmitir a la infancia la educación de la República Mexicana, nuestra comunidad de historia, costumbres, vidas y destino en tanto “empresa histórica nacional”.
Qué se enseña, cómo se enseña, cuál es la relación en el aula con los niños y en el pueblo o el barrio con sus familias, cómo se hace para encender el afán de conocer y de estudiar y para ir dando desde la infancia los instrumentos intelectuales, el afán de saber y los sentimientos como nación y como pueblo: todo eso no se puede medir con exámenes “de opción múltiple”, además repletos de errores conceptuales y gramaticales.
Esos exámenes, y las formas e instalaciones donde tienen lugar, están concebidos como instrumentos de sumisión y humillación de la dignidad, el pensamiento y los sentimientos de los maestros y maestras, esos rasgos indispensables para la profesión magisterial. Antes que atender primero las condiciones materiales deplorables de tantas instalaciones escolares, la “reforma educativa” se propone doblegar la personalidad y la independencia de criterio de los educadores, dos condiciones indispensables para su oficio.
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La disputa por la educación, sus contenidos, sus conocimientos y sobre todo sus sentimientos, que se van formando desde la infancia y la escuela primaria, es un hilo conductor que recorre la historia nacional. Así lo vieron los grandes educadores y reformadores de los siglos XIX y XX. Ahora, en este siglo XXI, un poder ajeno a los sentimientos de la nación, el poder de las finanzas, el poder sin ley del dinero y de las armas, pretende sin discusión y sin consulta abrir las puertas para que, desde la maternal y la primaria, la adquisición de los conocimientos, el orden del pensamiento y la formación de los sentimientos de este pueblo mexicano –que de esto se trata la disputa por la educación, ayer con la Iglesia, hoy con el Gran Dinero– quede en manos de las necesidades del capital financiero y de sus exclusivos fines: la acumulación, la ganancia; y, para eso, la subordinación del trabajo manual e intelectual, de sus conocimientos y de sus vidas.
La televisión contribuye, pero no basta: controla la información, pero no alcanza a cambiar el ánimo y el sentir, que se forman en otros ámbitos humanos. Y de eso trata la empresa de la “reforma educativa”: quebrar la autonomía del pensamiento de los maestros, romper su relación intelectual y afectiva con el pueblo, las familias, sus sentimientos, alegrías y penalidades; e imponer que un programa de computadora, escrito por ineptos e ignorantes, les diga cómo enseñar y a quién obedecer.
Un rojo hilo de sangre y represión une a los estudiantes normalistas desaparecidos y a los muertos de la Escuela Normal de Ayotzinapa con los reprimidos, encarcelados y asesinados maestros de la CNTE, de Nochixtlán y de los pueblos y ciudades de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y otras geografías de este México sumido en la violencia de las finanzas, del crimen y de los poderes federal y de gobernadores y caciques.
La resistencia de los maestros y de sus pueblos es ejemplar. Pide, requiere y merece apoyo y protección de todo el universo educativo mexicano en sus diferentes niveles, y del pueblo de este país que, una vez más, acaba de dar su veredicto electoral sobre el gobierno federal y sus políticas.
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Este veredicto lo resumió en sus palabras (El País, México, 20 junio 2016), una señora de Nochixtlán, Patricia Sánchez Meza, a quien los federales le mataron al hijo de 19 años, Jesús Cadena Sánchez, estudiante de ingeniería y catequista, cuando iba a la parroquia del lugar para ayudar a atender a los heridos por las balas y los golpes de la Policía Federal. Patricia Sánchez se llama, le quedan cuatro hijas menores, es viuda y ella mantiene a toda la familia con su trabajo. En esos momentos están velando a su hijo en la sala contigua:
“Yo pediría que esas personas que mandaron a acabar con nuestro pueblo, den la cara, por lo menos. Porque no fuimos nosotros los que iniciamos el pleito. No. Aquí fueron los federales y los que los mandaron fueron nuestro propio gobierno, nuestro Presidente, nuestros diputados. Nosotros no estamos peleando nada. Nosotros cómo vamos a tener armas de fuego, que no tenemos ni siquiera una pistola en la casa, solamente que salgamos con tizones para tener fuego, porque no tenemos armas de fuego. No es posible que nuestro propio gobierno nos esté entregando como pueblo, porque fue al pueblo al que agredió, no fue a los maestros. El tráiler que quemaron fueron los federales los que lo quemaron, no fueron los maestros. No había cantidades de maestros. Había padres de familia, que estaban apoyando”.
Y cuando el reportero de El País, Pablo de Llano, le pregunta cuál es su conclusión y su sentimiento, la señora Patricia Sánchez responde con voz calma y pareja:
“Mi sentimiento es que en realidad estoy muy indignada contra el gobierno porque es el que nos está matando a nosotros como pueblo. Yo quisiera que el gobierno viera lo que nosotros estamos viviendo aquí, que den la cara, que nos ayuden, que nos apoyen, que nos digan por lo menos por qué nos están haciendo esto, por qué nos están tratando así después de que nos vienen a pedir su apoyo, casa por casa, cuando necesitan de nuestros votos. ¿Por qué nos hacen esto ahora? Somos mexicanos, hemos de ser tratados como tales. Que vean ellos a nosotros cómo nos tratan, nos están tratando como animales, a balazos. Quisiera yo que vinieran y tuviéramos un diálogo con ellos, para que así nos digan qué es lo que estamos peleando. Porque no sabemos ni por qué peleamos. Al final de cuentas ya no es tanto de la educación. Aquí está el pueblo que está indignadísimo contra el gobierno.
“Si ustedes quieren pasar a ver cómo está mi hijo, cómo me lo mataron, allí está…

sábado, 30 de abril de 2016

PRIVATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN

LA JORNADA. 30 de Abril de 2016
Enrique Calderón Alzati
Privatizar la educación
Cada día los objetivos neoliberales del actual gobierno en torno a la educación son más claros, las acciones fascistas de Aurelio Nuño, conocido ya por su nula voluntad para entender a los maestros y su escaso conocimiento del sistema educativo nacional, se han reducido a denostar y aplicar la fuerza represiva contra el magisterio nacional, cumpliendo las órdenes del Presidente y olvidándose de los objetivos mismos de la educación pública, establecidos en la Constitución.
La privatización de la educación aún no ha sido develada oficialmente como el objetivo central del presidente Enrique Peña Nieto, pero su afán de servir a los grandes intereses financieros internacionales –contenidos gracias a la heroica resistencia de los maestros– sin duda forma parte de los compromisos adquiridos a cambio de la legitimación de su gobierno, colocando en oferta no sólo los recursos naturales de la nación, sino también sus grandes mercados de consumo, conformando así un nuevo peligro para la nación. En este artículo me propongo describir las causas, los objetivos, las acciones y las consecuencias de esta estrategia privatizadora, en vías de instrumentación.
De los intereses del capital: El crecimiento actual de los grandes recursos financieros mundiales requiere que éstos sean colocados en nuevos mercados altamente rentables, un objetivo esencial para el FMI. El mercado educativo mexicano, con 27 millones de estudiantes, vale más de 30 mil millones de dólares anuales; para las instituciones financieras, la calidad de la educación es lo que menos importa; su preocupación está en asegurar que una inversión de esa magnitud les produzca utilidades similares o mayores a las que les puedan representar otras inversiones, como la de créditos para llenar de autos las ciudades.
Del acceso a la educación privada mediante créditos: La historia de las empresas mexicanas que venden a crédito televisores, computadoras, utensilios de cocina, etcétera, ha mostrado la factibilidad de grandes negocios; a la población de bajos ingresos, más que precios reducidos, le interesa que los pagos mensuales sean pequeños. Una buena campaña de promoción de créditos para una educación “de alta calidad” adquiere importancia como un buen sustituto para la educación pública, calificada de panzazo, “por culpa de los profesores”. La estrategia ha funcionado en todas las privatizaciones anteriores. ¿Por qué no en ésta? La adquisición de servicios educativos por algunos fragmentos de la llamada clase media a la que le gusta ser considerada “totalmente palacio” es igualmente importante. De hecho, buena parte de la población de ingresos medios prefiere esta opción para asegurar que sus hijos tengan acceso a amistades con niños de “familias acomodadas”, lo cual pueda convertirse, a futuro, en relaciones sociales adecuadas. “El éxito no está en lo que sabes, sino en a quien conoces”. Ello explica la supuesta preocupación de Televisa por la educación. El negocio de la promoción de franquicias educativas y de créditos será una nueva y atractiva mina exclusiva para esa empresa.
El endeudamiento de la población: Adquirir un crédito para la educación de los hijos será relativamente sencillo. Los bancos ofrecerán líneas de crédito para este “noble” fin y, a lo mejor exentos del IVA, sus montos serán similares al de un auto, entre 12 mil y 18 mil dólares por toda la educación básica y cantidades similares por la educación superior, dependiendo de la calidad. “Invierte hoy para el futuro” podría ser un bonito lema. Para quienes, por su condición de pobreza, se queden sin acceso a alguno de estos servicios, existirá una nueva educación popular, administrada por la Secretaría de Desarrollo Social, donde podrán instruirse para realizar actividades básicas con salarios mínimos en el sector informal.
El pago de los créditos y sus intereses será de largo plazo y, como garantía, estará vinculado a los salarios que, se espera, los estudiantes recibirán cuando egresen. El monto general de los adeudos de 20 millones de estudiantes será en pocos años similar a lo que hoy representa la deuda del gobierno de México, seguramente un alto porcentaje de la población estará atada a esa deuda a lo largo de buena parte de su vida productiva, sin que ello implique en forma alguna que las nuevas generaciones de mexicanos logren tener una educación mejor de la que tenemos hoy, por la sencilla razón de que al sistema financiero le tendrá sin cuidado lo que las nuevas generaciones aprendan o dejen de aprender, con tal de que paguen los créditos recibidos. Una experiencia de este tipo la vivieron ya los mexicanos con las llamadas tiendas de raya, siendo necesario reflexionar lo que los avances tecnológicos puedan representar para su aplicación en los tiempos actuales.
Consecuencias: Las grandes empresas que se dediquen a la educación no tendrán necesariamente un interés por la excelencia, pues éste será primordialmente de orden financiero. Así las cosas, la excelencia educativa será resuelta con atractivas campañas mediáticas, cuyos costos serán pagados por los estudiantes y sus padres, mientras el gobierno quedará liberado de esta carga impuesta por una Constitución obsoleta, inventada quien sabe por quién. De esta manera, las escuelas populares de las regiones más pobres del país tendrán como finalidad principal alimentar los mecanismos clientelares utilizados de tiempo atrás para asegurar la estabilidad política del régimen. El esquema así definido permitirá un mayor control de la ciudadanía, pues cuanto más ocupada esté en pagar sus deudas, menos conciencia y participación política tendrá, facilitando así la “democracia perfecta”, capaz de producir nuevos Peña Nieto, reconocidos por su ignorancia, por su falta de visión y su desprecio por el país que gobiernan. Los bancos incrementarán sus utilidades, las empresas trasnacionales seguirán teniendo a México como un mercado seguro y los mexicanos, como nación, seguiremos perdiendo en todos los aspectos, como ha sucedido en las últimas cuatro décadas.
En el sistema económico global y unipolar en el que vivimos, los destinos y funciones de cada país para asegurar el desarrollo del planeta seguramente ya han sido definidos por los dueños de los grandes capitales, catalogando a México como un país periférico. Por ello, la educación, la calidad de vida y el respeto a los derechos humanos resultan irrelevantes. El control de las poblaciones mayoritarias se dará necesariamente limitando la educación y la distribución de créditos con base en las buenas conductas. ¿Cuánto tiempo falta para que esto sea realidad? ¿Cuáles podrán ser las consecuencias para las nuevas generaciones de mexicanos? ¿Podemos hacer algo para evitar que esto suceda? El problema no es sólo de los maestros, es del pueblo mexicano en su conjunto.


ACTIVIDAD PARA HISTORIA DE MÉXICO I. SEGUNDO SEMESTRE

Visita el siguiente link y contesta lo siguiente:

1.- ¿Qué ocurre?
2.- ¿Cuál es la trayectoria de Miguel Hidalgo?
3.- ¿Dónde y cuándo ocurre?
4.- Explica lo que comprendiste del vídeo
5.- ¿Cuál es el problema?
6.- ¿Qué soluciones se llevaron a cabo?
7.- ¿Qué consecuencias resultaron?
8.- Redacta haciendo referencia a las causas de la decisión de Hidalgo por iniciar la rebelión, las denuncias sobre él, relación  social y económica, religión, acciones que realizó cuando inicia la rebelión, decretos y leyes. 
9.- Redacta en una hoja completa lo que comprendiste o aprendiste.
10.- Pega tres imágenes sobre el tema que más te gusto y anota que expresan dichas imágenes.
11.- ¿Qué beneficios aporta la Independencia de México?



Neoliberalismo y movimiento obrero

LA JORNADA. 30 de Abril de 2016
José Luis Contreras y Óscar Alzaga*
¿Podrá resurgir el movimiento obrero en el neoliberalismo?
Desde el ascenso del neoliberalismo impulsado por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, así como la caída del socialismo, los sindicatos del mundo reducen membresía y peso en el trato obrero-patronal en la arena internacional. En México desde 1982, pero pactan con el Fondo Monetario Internacional (FMI) los topes salariales desde 1977.
La decaída de los sindicatos no fue igual para todos; varios factores intervinieron. En los años 80 a los europeos los acompañó la integración de la Unión, una política progresista. En cambio el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los 90 fue un arreglo neoliberal excluyente. La década de 2000 en América Latina cambió en favor de gobiernos democráticos y sociales. En contraste, en ese tiempo Europa giró a la derecha.
De 1970 a 1982 México vería los últimos vestigios de economía mixta y nacionalismo. Los sustituye una política peor: el neoliberalismo lleno de promesas que fue desmantelando al Estado social, el paraestatal y la relativa soberanía exterior. (No se rompió con Cuba, se apoyó la lucha de El Salvador, se creó Grupo Contadora y respaldó el exilio internacional.) Hubo grandes luchas contra la política neoliberal: en las elecciones de 1988, 2006 y 2012; la reforma eléctrica la frena el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en 1999, a la reforma petrolera la impide la lucha ideológica en 2008. Las luchas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), mineros, maestros, migrantes de la primavera de 2006 en Estados Unidos (EU), Ayotzinapa y otras. Pero fueron insuficientes.
Y el neoliberalismo siguió. Sin planificar ni evaluar aplicó el modelo, de modo frontal se fue contra la Revolución de 1910, la Constitución de 1917 y la obra cardenista de 1934-40, incluso la posterior: IMSS, Issste, Infonavit, utilidades, las estatales Luz y Fuerza del Centro, mineras, siderúrgicas, ingenios y otras. De igual modo la política exterior es más entregada el capital trasnacional y a EU. Ahora juegan otro papel los medios de comunicación, la mentira es parte de la política oficial; los sindicatos de una estrategia empresarial y de Estado. Borran la historia en las escuelas y en la conciencia del pueblo, las enseñanzas de sus luchas, triunfos y derrotas. Claves para la lucha ideológica y política.
Los sindicatos y la tasa de ganancia del capital
¿Qué papel tiene el sindicato en la política y la economía? Sabemos que sirven para defender los intereses y derechos de los trabajadores ante los patrones. Pero también afectan el mercado interno, el reparto de la riqueza y la desigualdad social, porque influyen en la tasa de ganancia empresarial, el costo de la mano de obra y el empleo; por tanto, afectan la economía y la política del país.
Por su naturaleza colectiva los sindicatos son fuerzas políticas y en una sociedad de clases los intereses que representan chocan con los del patrón. Por eso desde hace décadas se ejerce el control de la mayoría, pero ahora van más lejos: quieren sindicatos blancos.
Jurídicamente fueron concebidos para la defensa de sus socios. Pero la lucha de clases desigual deforma esa función. El Estado y los empresarios les impiden ejercer sus derechos: de libertad sindical, de independencia política y de autonomía organizativa en sus acciones, bases indispensables para la acción y unidad de los trabajadores.
A los neoliberales los caracteriza el lucro irracional, las concesiones mineras sin medida; la reforma energética revela abusos de todo tipo, a costa de bajísimos salarios, de accidentes de trabajo, de malos servicios de salud y educación. El trabajo no es productivo ni racional, es explotación virulenta sin defensa sindical. El capital confunde las ventajas comparativas con los abusos, pues los bajos salarios no tienen justificación. Su visión del trabajo es de una mercancía, lo contrario a la Constitución y los derechos humanos. El control de los sindicatos –para ellos– es una variable económica redituable.
El sindicalismo de lucha de 1936-46 fue de grandes logros al frenar los abusos patronales de Monterrey con la huelga vidriera; la huelga general del SME en el centro del país crea un contrato colectivo de trabajo bilateral; la huelga de 25 mil jornaleros de la comarca lagunera inició la reforma agraria, la única que afectó la propiedad privada; las huelgas petroleras de 1933-34 y 1937 en las compañías extranjeras impulsan la expropiación; la ola de huelgas de 1943-44 descongelaron el salario; la huelga general minera de 1944 fue antimperialista, etcétera. Pero la Confederación de Trabajadores de México (CTM) de los años siguientes pasó a ser subordinada de gobiernos: con Miguel Alemán apoyó los charrazos en sindicatos independientes. No obstante, defendía los contratos colectivos de trabajo, las conquistas de la ley laboral y el IMSS. Pero ahora pasa de resistir al neoliberalismo con Fidel Velázquez a la entrega total, se desliza hacia el sindicalismo patronal.
Hoy la mayoría de los sindicatos abandona la lucha por la defensa de sus derechos, pocos impulsan la libertad sindical, la independencia política y la autonomía de sus organizaciones. Ceden el paso a los contratos colectivos de protección patronal, al trofeo oficial de “cero huelgas”, a los recuentos sindicales los promueven los patrones. Como nunca, se ocultan los contratos colectivos, los estatutos y los registros sindicales a los titulares de esos derechos –los obreros–, en toda la provincia.
Los contratistas ocultan la responsabilidad patronal en la maquila de la frontera, la automotriz y autopartes, en empresas de la oligarquía, la principal beneficiaria del atraso sindical. O, enemigo principal de los derechos históricos sindicales. Para ellos es estratégico oponerse a los derechos de la libertad, independencia y autonomía sindicales.
En tales condiciones: ¿podrá resurgir el movimiento obrero? Creemos que sí, porque nada hay más justo y legítimo en los seres humanos que recuperar sus propios derechos. ¿Podrá el pueblo recuperar su soberanía? Creemos que sí, todas son tareas comunes del pueblo.
*Abogados de la ANAD